Ana Botín ha llegado a un acuerdo para recuperar el 51% de Elavon, su división de medios de pago, y negocia comprar la parte de WiZink originaria del banco intervenido
Ana Botín ha comenzado una nueva estrategia en Banco Santander: la de no compartir negocios estratégicos con socios externos. Por este motivo, la entidad financiera ha decidido recomprar su división de servicios de pagos a través de terminales en comercios para tarjetas de crédito y débito, actividad que hasta ahora realizaba con US Bancorp a través de Elavon. A su vez, el grupo financiero quiere recuperar para su cuenta de resultados la gestión de las tarjetas de crédito del Popular, actualmente bajo el paraguas de WiZink.
Según han confirmado varias fuentes próximas a las conversaciones, Santander ya ha llegado a un acuerdo con US Bancorp para hacerse con el 51% de Elavon, uno de los líderes mundiales en servicios de pago con el que se asoció en octubre de 2012. En aquel momento, el banco español aportó su negocio de terminal punto de venta (TPV), que fue valorado en 165,8 millones (con unas plusvalías de 123,7 millones) a cambio de recibir el 49% de la sociedad conjunta. El banco estadounidense se quedó con el resto del capital, que le daba una mayoría ante cualquier decisión estratégica.
Aquella transacción la adoptó Emilio Botín y la firmó Enrique García Candelas, director general y responsable de banca comercial en España. El objetivo era implantar en nuestro país una alianza que Santander y US Bancorp ya habían puesto en marcha en Reino Unido, Polonia, México y Puerto Rico. Una relación que se remontaba a 2003, cuando ambas entidades lanzaron conjuntamente el servicio de pago en divisas en los comercios.
Hoy los tiempos han cambiado. Emilio Botín falleció en 2014 y García Candelas fue prejubilado poco después del nombramiento de Ana Botín, cuya idea es tener en propiedad todos aquellos negocios que generan caja y no exigen grandes provisiones. El de los terminales de pago es uno de ellos, especialmente porque requiere de poca inversión, unos costes de personal limitado —la plantilla de Santander Elavon asciende a 100 personas— y crece de forma relevante, dado el uso cada vez mayor de las tarjetas y la persecución del fraude fiscal en pagos con dinero negro.
Aunque fuentes del Santander han rehusado hacer ningún tipo de comentario sobre esta operación, fuentes del mercado apuntan a que la recompra del 51% en manos de US Bancorp asciende a cerca de 200 millones de euros. La operación, que se anunciará en los próximos días, está pendiente de aprobación por parte de la Dirección General del Tesoro y Política Financiera y de la Comisión Nacional de Mercados de la Competencia (CNMC).
WiZink, vuelta a casa
Por las mismas razones, Ana Botín quiere recuperar el negocio de tarjetas de crédito originarias de Banco Popular que Ángel Ron incluyó en WiZink cuando llegó a un acuerdo con Värde Partners para crear uno de los mayores bancos de medios de pago de España. Eso fue en el verano de 2014, cuando el ‘Popu’ le vendió al fondo de capital riesgo estadounidense el 51% de una sociedad que aglutinó la división de tarjetas con la que compró a Citibank España.
Posteriormente, en 2016, WiZink, como se bautizó a este banco, adquirió por unos 400 millones BarclayCard, la división de medios de pago del banco británico. Con esta agregación de activos se creó una entidad que llegó a ser valorada en unos 2.500 millones cuando Emilio Saracho encargó su venta a Bank of America Merrill Lynch para intentar obtener fondos con los que evitar la intervención que finalmente se produjo el pasado 7 de junio.
Santander quiere adquirir la aportación original de Popular, la parte mollar de WiZink, porque es un negocio que ofrece unas rentabilidades del 16%, muy por encima del ROE que obtiene cualquier banco minorista en España. Pero sobre todo porque entiende que se trata de un producto básico para los clientes, cuya gestión debe estar dentro del Santander y no en manos de terceros.
