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El banco zombi

En esa reunión que tuvimos el pasado viernes 15 de junio enmarcada en la negociación sobre la armonización y homogenización de las condiciones laborales de las plantillas y que se justificó sólo para que CC.OO. tras mes y medio del inicio de dichas negociaciones presentará su propuesta de jornada partida de 2 tardes a la semana para la red Smart, la representación empresarial nos volvió a regalar los oídos con sus manoseados argumentos de siempre que a modo de disco rayado nos suelta cada vez que puede.

Uno de los más usados es aquel introducido en su día por Alfredo Sáenz (imputado por varios delitos y condenado por denuncia falsa) y que sostiene que de no estar por delante de lo que el tiempo, hipotéticamente, pudiera ir exigiendo a nuestra profesión y a nuestro sector, Banco Santander terminará siendo un banco zombi (nótese su afición a Walking Dead, si hubiera sido a Juego de Tronos hubiera usado el término “caminantes blancos”). Sin embargo, si atendemos a los derechos esqueléticos que pretende que tengamos los trabajadores y trabajadoras de dicha entidad, a quienes correspondería el descriptivo de zombi sería a nosotros, a sus empleados. La empresa en todo caso, sería un banco vampi, de esos que chupan la sangre ajena para alimentarse, crecer y pervivir. Véase todo lo que pretende arañarnos aun como la jornada continua o la antigüedad entre otras cosas: sangre obrera.

Luego viene ese supuesto cambio de paradigma por el cual la entidad ha decidido dar un giro y apostar en su política comercial por una orientación al cliente. Dicho esto que puede parecer inocente, nos asegura que todos sus invisibles estudios a este respecto demuestran que la asistencia a la clientela cuando y donde ella lo solicite es el baluarte para poner en práctica dicha orientación. Incluso es más, nos asevera que es algo demandado por la OCU desde el siglo pasado. Llevando esto al absurdo podríamos concluir, por ejemplo, que si un cliente nos llama a las 4 de la madrugada para que le asesoremos según mea en el váter de cualquier antro nocturno, deberemos ir allí raudos y veloces como gacelas y, eso sí, orientados hacia el cliente y su chorro de orina. En cuanto al recurso de utilizar las demandas de la OCU, se les olvidó por el camino que dicha organización también demanda a los bancos menos comisiones por sus servicios y no parece que Banco Santander esté por la labor. En cualquier caso, el debate sobre la dicotomía entre orientación al producto vs orientación al cliente es estéril. Si diseñan productos atractivos y de interés para el cliente bancario, sin ninguna duda, este acudirá a las sucursales en el horario que tengan establecido para preguntar por ellos. Como se ve, conjugar ambas orientaciones no es quimérico.

Por último, para no aburrir ni aturdir como acostumbra la representación empresarial con sus soliloquios, está lo que ellos entienden por Conciliación de la vida laboral y personal/familiar. Curiosamente, y en sentido contrario a lo que manifiesta públicamente la hoy presidenta de la entidad, les parece que tener jornada partida en donde la entrada sea a las 9 de la mañana y la salida esté establecida a las 18,30h. de la tarde permite conciliar de sobra y tener una vida familiar plena e intensa. Se les olvida, obviamente, que antes de la llegada y después de la salida al menos hay una hora de desplazamiento hasta cada uno de nuestros domicilios (considerando que las Smart están en grandes poblaciones y que las horas de salida y entrada son horas punta con tráfico congestionado todo el año salvo agosto). Llegar a las 19,30h. hecho un guiñapo, cansado, sin ganas y sin posibilidad de llevar a los hijos a jugar al parque (la mitad del año a esa hora es de noche) porque sólo tienes una hora y media hasta las nueve (hora prudente para cenar y acostar a los menores que tienen colegio al día siguiente) o no tener posibilidad de corresponsabilizarse de las obligadas tareas domésticas y pensar que nuestro conyuge o pareja es una criada o criado es lo que nos proponen. ¿Es esto conciliación? ¿De verdad nos creen tan idiotas?

CGT ha intentado siempre desmontar el discurso interesado de la representación empresarial sin comprarle sus argumentos. Desde un punto de vista intelectual esta posibilidad existe. Obviamente hay opciones sindicales que prefieren “coincidir en los diagnósticos y en los argumentos” de la empresa. De no ser así, hoy estaríamos bien nutridos en derechos y no esqueléticos tal como zombies luchando por el “mal menor” que es en lo que nos han convertido o nos quieren convertir.

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