Llevamos días en que marcas conocidas nos inflan a mensajes pidiéndonos que aceptemos las condiciones del Nuevo Reglamento de Protección de Datos. Un reglamento fechado en 2016 y que entró en vigor el 25 de mayo de 2018. Ahora debemos ponernos las pilas en Bankia: Cursos, correos, mails… todo deprisa y corriendo con un objetivo claro: conseguir el consentimiento del cliente. Como siempre la previsión brillando por su ausencia.
Pero todo no vale.
De cara al cliente, y como argumento principal para conseguir que firme, hemos de contarle las bondades (comerciales, no las legales, por supuesto): podremos ofrecerle productos que se ajusten a sus necesidades, que conociendo su solvencia patrimonial le fraccionaremos los pagos de la tarjeta…, vamos ¡un chollazo!
Dame pan y llámame tonto. Cuando lo único que buscamos –para variar sí, como negocio que es Bankia- es conseguir el ok del cliente porque “de ello depende buena parte de la evolución del negocio”.
En cuanto le dices que si no acepta, el proceso para aprobarle una tarjeta de crédito es poco más que imposible, o que no van a salirle nunca más preconcedidos lo tienes a tus pies (aunque con doble lectura, porque llamar y llamar y ofrecer y ofrecer está hartando a la mayoría, con listados tan ajados como pasa con las botas de fútbol de un niño). La respuesta que solemos encontrarnos es “me llamaron ayer, qué pesaditos estáis con los préstamos, ¡no quiero nada!”.
Pero es una realidad. El consumo que parecía que repuntaba, vuelve a caer en picado, al tiempo que nuestras ganas y nuestro ánimo. Con un ERE abierto que aún está dando sus últimos coletazos de “movilidades voluntarias” entre nuestros compañeros de Andalucía, jefes que “hacen equipo” agitando con más fuerza el látigo porque parece ser que es la única política que les han enseñado, los objetivos imposibles propuestos por la dirección, y obviamente, sobre la plantilla/remeros recayendo el stress y las jornadas maratonianas que nos van a fundir a los que aún resistimos.
Menos mal que para algunos ya está en marcha el horario de verano…
Otros, sin embargo, esperarán a mitad de julio, justo cuando acaban los colegios, para poder disfrutar de la conciliación. (Uy, perdón, que el colegio de nuestros hijos ya ha acabado!!!!).
Bankia te recuerda: sigamos trabajando…