Hace unos días salió la sentencia del Tribunal Supremo del juicio de las tarjetas Black. No deja títere con cabeza y todos los procesados han sido condenados a sentencias de cárcel por apropiación indebida (en cristiano: por robar).
De hecho, ya han empezado a entrar en la cárcel algunos de los procesados. Uno de los primeros ha sido un prócer sindical. No será el último.
Y es que si algo han tenido las tarjetas black es que no hacían distinciones de clase: las han usado los prohombres de la derecha y de establishment patrio (Rato, Ponga…), los de la izquierda (Moral Santín, Antonio Romero…), los sindicalistas de clase (Benito, Moreno, Torres…) y los de la asociación profesional (Navasqués). ¡Mami, ¿Qué será lo que tiene el negro?!
Y es que al final no hay nada que una más que los convolutos: todos se ponen de acuerdo para llevárselo crudo: PP, PSOE, IU, CCOO, UGT, ACCAM.
Y evidentemente lo de las tarjetas black es solo la punta del iceberg de todo lo que “se ha esfumado” en Caja Madrid. Y parte de la explicación de porqué un tipo como Blesa fue presidente de la Caja durante los años de “vino y rosas”.
Y no sólo en Caja Madrid, en el resto también teníamos más de lo mismo: ahí tenemos al Consejo de Bancaja (con el mismo expectro de imputados que en Caja Madrid, aquí incluyendo a SATE) que está todo el procesado por ciertas operacioncillas internacionales de varios cientos de millones de euros de nada.
En fin, que como vemos al final de la corrida todos seguían (¿y siguen?) una única divisa, “casi igual” que la que tiene la Guardia Civil en sus cuarteles:
TODOS POR LA PASTA
Salud.