Señores presidentes de la ONCE, del Gobierno y de la Generalitat de Catalunya:
Les escribo esta carta que, más que una carta al uso, es una petición de auxilio. Auxilio porque a nadie, y digo a nadie, parece importar el presente ni el futuro de miles de trabajadoras/es (la mayoría con discapacidad) de la ONCE en Catalunya.
Hace más de un año desde CGT-ONCE nos dirigimos por carta a la Dirección de la ONCE para hacerles partícipes del nerviosismo y preocupación que las/os trabajadoras/es sentían y sienten por el llamado “procés de independència de Catalunya”, y si la ONCE tenía plan B en ese caso y/o qué negociación había con los gobiernos implicados (solo el silencio y la indiferencia fueron su respuesta). Tampoco por parte del Gobierno central (el Estado tutela a la ONCE) ni del autonómico se ha dado ningún tipo de información a los sindicatos con representantes en la ONCE.
- ¿Qué van hacer con la ONCE en Catalunya si esta se separa de una u otra forma del resto del Estado?
- ¿Seguirán los juegos de la ONCE comercializán- dose en una Catalunya independiente?
- ¿Quién se hará cargo de las pensiones y salarios de la plantilla?
- ¿Se creará una Organización Nacional de Ciegos Catalanes?
- ¿Podrán las trabajadoras/es elegir en qué “país”
- ¿Se podrán pagar premios de la ONCE vendidos en Catalunya en el resto del Estado y viceversa?
En fin, múltiples interrogantes y ninguna respuesta por parte de nadie. ¡No les importamos!
Pues a nadie hasta ahora le ha importado que la ONCE venda sus productos en supermercados, correos, gasolineras, estancos… al margen y en competencia directa con la plantilla vendedora (todos con discapacidad) sin crear ni un solo empleo y precarizando el empleo de los trabajadores/as de la ONCE.
A nadie, ni políticos ni medios de comunicación, le ha importado que además de externalizar venta, servicios médicos, atención telefónica, educación, etc. se sancione a los trabajadores de la ONCE por “baja rentabilidad”.
Que se hagan contratos de media jornada y de jornada completa rozando el salario mínimo y eso que la Organización está exenta del pago de Seguridad Social en cuota empresarial por todos sus trabajadores, sea cual sea su grado de discapacidad.
En fin, a nadie parece importar el presente ni el futuro de miles de familias que vivimos de nuestro trabajo en la ONCE, excepto a unos pocos jueces y juezas que cuando los trabajadores acudimos a la vía judicial para que se respeten nuestros derechos suelen darnos la razón, y otros tantos inspectores/as de trabajo que una y otra vez sancionan a la ONCE por incumplimientos en materia laboral.
A lo dicho, señores presidentes:
¡SOS ONCE, NO NOS DEJEN CAER!
Adolfo Martínez Gómez
Secretario General de CGT-ONCE