Así lo refleja una encuesta realizada por EY a un total de 250 directivos de banca de trece países.
Los años de plomo de la crisis ya quedaron atrás, pero los bancos seguirán apretándose el cinturón para mejorar sus cuentas de resultados. Recurrirán a la reducción de costes por dos razones: porque es complicado generar ingresos con los tipos de interés en el cero por ciento en plena guerra de precios del crédito, y porque la imparable digitalización de los procesos se extiende como una mancha de aceite.
El presidente de la Asociación Española de Banca (AEB), José María Roldán, reconoció recientemente que la reducción de gastos de explotación es una de las palancas a las que recurrirá el sector para capear el temporal. Pero consideró imposible cuantificar el recorte de plantillas y oficinas que puede llegar a significar, a falta de conocer los planes de todas y cada una de las entidades.
Sin embargo, la banca española está preparando un recorte de costes del 4,56% en los próximos doce meses, lo que significa el mayor de toda Europa. Así se desprende de una encuesta realizada por EY (antes Ernst & Young) a un total de 250 directivos de banca de trece países, entre los que figuran responsables de nueve entidades españolas, que representan más de la mitad de los activos del sector.
Y dentro de sus planes figura eliminar puestos de trabajo si se tiene en cuenta que el 66% de los directivos españoles anticipa una disminución de la plantilla en su entidad, por encima de la media europea que lo prevé, del 54%. De hecho, el 22% de los banqueros españoles encuestados considera que la purga de empleos será significativa.
Así lo refleja una encuesta realizada por EY a un total de 250 directivos de banca de trece países.
Los años de plomo de la crisis ya quedaron atrás, pero los bancos seguirán apretándose el cinturón para mejorar sus cuentas de resultados. Recurrirán a la reducción de costes por dos razones: porque es complicado generar ingresos con los tipos de interés en el cero por ciento en plena guerra de precios del crédito, y porque la imparable digitalización de los procesos se extiende como una mancha de aceite.
El presidente de la Asociación Española de Banca (AEB), José María Roldán, reconoció recientemente que la reducción de gastos de explotación es una de las palancas a las que recurrirá el sector para capear el temporal. Pero consideró imposible cuantificar el recorte de plantillas y oficinas que puede llegar a significar, a falta de conocer los planes de todas y cada una de las entidades.
Sin embargo, la banca española está preparando un recorte de costes del 4,56% en los próximos doce meses, lo que significa el mayor de toda Europa. Así se desprende de una encuesta realizada por EY (antes Ernst & Young) a un total de 250 directivos de banca de trece países, entre los que figuran responsables de nueve entidades españolas, que representan más de la mitad de los activos del sector.
Y dentro de sus planes figura eliminar puestos de trabajo si se tiene en cuenta que el 66% de los directivos españoles anticipa una disminución de la plantilla en su entidad, por encima de la media europea que lo prevé, del 54%. De hecho, el 22% de los banqueros españoles encuestados considera que la purga de empleos será significativa.
«La reducción de puestos de trabajo se situará probablemente en su nivel más alto desde 2012», pronostica EY a la luz de las respuestas recibidas, aunque no desagrega números por países ni por entidades. En cualquier caso, sostiene que la magnitud de la supresión de empleos prevista no es ninguna sorpresa, ya que ésta es la vía más rápida para disminuir los gastos.
Con el recorte de costes que prepara, la banca española busca compensar la debilidad de los ingresos -que apenas registrarán un aumento del 0,86% en el año, el más pequeño de Europa- e impulsar de esta forma la rentabilidad sobre sus fondos propios (ROE) un 2,5% en 2016. Solo los banqueros de Reino Unido e Irlanda esperan obtener crecimientos de esta ratio aún mayores.
73.000 empleos eliminados
Desde que arrancó la crisis en 2008, la banca española ha eliminado 73.025 empleos y 14.741 sucursales, según datos del Banco de España a cierre de 2015. La quiebra de las cajas de ahorro y el deterioro del negocio provocaron una drástica reestructuración en unas redes comerciales que eran más extensas que las de los competidores europeos, tanto en número de oficinas como de empleados.
Sin embargo, el intenso adelgazamiento de la red aún no ha terminado, sino que se avecina otra vuelta de tuerca para adaptarla a las nuevas condiciones del mercado, cuyo pistoletazo de salida ha sido el anuncio de Santander de eliminar 1.650 empleos y 450 oficinas. Según la firma de análisis Fidentiis, el banco que preside Ana Botín obtendrá un ahorro anual de 100 millones, que permitirá compensar en cuatro años el coste del recorte.
De producirse en España una nueva ola de fusiones, para garantizar la supervivencia de las entidades más débiles o con modelos de negocio insostenibles, tal y como preconizan tanto el Banco de España como el Mecanismo Único de Supervisión (MUS) del BCE, el recorte de puestos de trabajo y sucursales ya previsto por la banca española se acentuaría con toda probabilidad.
Menos oficinas y más grandes
Pero al margen de eventuales operaciones corporativas, el sector financiero español avanza hacia un modelo de red comercial más eficiente, más parecido al europeo, con menos oficinas, de mayor tamaño, y con más personal especializado en el asesoramiento financiero para comercializar productos de mayor valor añadido, como los fondos de inversión y los seguros.
A día de hoy, el 85% de los españoles dispone de cuatro bancos cerca con los que operar físicamente a través de una oficina, al tiempo que el número de operaciones a través de dispositivos remotos, como los móviles o Internet, crece de forma exponencial. Con este argumento, el consejero delegado de BBVA, Carlos Torres, vaticinó recientemente que el banco acabará con una red de apenas 1.000 oficinas en España, frente a las 3.800 oficinas de la actualidad, pero sin concretar en qué plazo.
Aunque la dispersión de la población española es superior a la de otros países europeos y justifica una mayor capilaridad para asegurar la inclusión financiera, «hay margen para una nueva depuración» en cuanto al número de oficinas por habitante, especificó el portavoz de la patronal bancaria en la presentación de los resultados anuales del sector, sin aludir en ningún momento a una reducción de plantilla.