Recientemente, muchos compañer@s, hemos recibido en nuestro mail, la oferta de RRHH para acogernos a la suspensión de contratos de nueve meses del ERE de 2013.
En paralelo a esto, seguimos observando cada día que nos faltan manos en las oficinas y que el modo en que la Gerencia propone/exige afrontar esta evidencia es que prolonguemos jornadas todos los empleados, todos los días. Decididamente, la esclavitud y la explotación no se han abolido en nuestros tiempos, simplemente se han puesto en nómina…
Nos parece contradictorio. ¿Es lógico que estemos mandando compañer@s al paro y, simultáneamente, prolongando jornadas de modo coercitivo y diario? Si es obvio que la dimensión de la plantilla de las oficinas es claramente insuficiente para afrontar el trabajo… ¿tiene sentido esta suspensión de contratos de nueve meses? ¿Cree alguien que la solución a un barco que se hunde es abrir más vías de agua? Eso sólo lo piensa quien no tiene destino para ese barco, desprecia a su tripulación y sólo espera que la subida del nivel del agua le alcance a él en último lugar…
Cualquier grupo humano puede desarrollar dos recursos para protegerse del miedo al futuro: el grupo y la ilusión. Visto que esta Gerencia no va a ser capaz nunca de ilusionarnos, su estrategia de RRHH pasa por dividirnos entre quienes prolongan jornada y quienes no lo hacen…. ¿Asívamos a afrontar lo inevitable?
La propuesta de nuestra Gerencia, habida cuenta su infinita torpeza para salvar a este barco, es que deambulemos como zombis, de casa al trabajo y del trabajo a casa. Que, como dicen que hacen ellos, dejemos de cuidar de nuestras familias, que no descansemos, que ni nos divirtamos con nuestras aficiones… Hay que temer a las personas que dicen que no se divierten, a los quedicen que renuncian a abrazar a sus hijos…. Quizás un día, ante un espejo, comprenderán que no han vivido y que el tiempo arrebatado a otros no les ha salvado de sí mismos.
CGT se opone a la política de convertir lo excepcional en habitual, lo obligatorio en forzoso. Y seguirá denunciándolo.