Desde CGT sentimos enormemente vernos obligados a escribir estas líneas que estais leyendo. Desearíamos no tener que haberlo hecho nunca, sería señal que los motivos que nos mueven a ello, no se habrían producido, pero hay hechos y actitudes por las que no transigimos y menos si se juega con los puestos de trabajo y el respeto de nuestros COMPAÑEROS.
Aceptamos, respetamos y entedemos la disparidad de criterio entre organizaciones sindicales, no podría ser de otra manera, es más esa disparidad nos debiera enriquecer. Pero lo que no aceptamos ni consentimos es que los sindicatos mayoritarios haciendo un ejercicio de hipocresía sin límites, se estén riendo literalmente de la plantilla. Se rien de los que ya se han ido, se rien de los que se quieren marchar y no pueden y se rien de los que no saben si los “invitarán” a marchar.
Resulta que durante el periodo de consultas de este trágico ERE, fuimos la mosca cojonera en la mesa de negociación. Cuando CGT proponía algo (escritas están nuestras aportaciones), unos miraban para el suelo y la empresa bramaba con cada palabra nuestra. Ya entonces, anunciamos y denunciamos lo que está ocurriendo. Pero una vez más solos. Más tarde, los amigos de los acuerdos facilones, se apuntaron el tanto de haber conseguido “el mal menor”, pero ocurre que ese mal ha crecido y se ha convertido en un cáncer.
Comienza Enero y CGT vuelve a retomar las denuncias de los hechos que comenzaban a producirse. Las presiones envueltas en el aroma de la amenaza y bajo la pancarta de asesoramiento, se multiplicaban. Una vez más, silencio en el horizonte. Normal, cuando sabías de antemano lo que iba a ocurrir y plasmas tu firma en pos de un hipócrita Acuerdo de Despido de 1100 compañeros, te toca comerte hasta el bozal. Mientras tanto compañeros de SSCC y de oficinas NITA padeciendo lo que no está en los escritos.
Con todo esto a las espaldas, nos presentamos a finales de Enero, con el campo de batalla lleno de cadáveres y ya con la batalla casi finalizada. Y miren ustedes por donde, aparecen nuevamente los mayoritarios a levantar con dureza la voz y a exigir transparencia y legalidad. Leches, que habéis llegado tarde a la guerra, que la mayoría de los muertos ya están enterrados. No se puede ser más hipócrita. Es más para que se vea la “riqueza” de este proceso, hasta se ha conseguido crear una nueva figura. Teniamos, despedidos voluntarios, despedidos forzosos y ha nacido el “despedido invitado”, tal y comó nos cuenta la prensa y siempre según fuentes sindicales (os podemos asegurar que no somos nosotros la fuente).
En estos momentos durísimos es cuando a los sindicatos se nos exige que ejerzamos nuestra obligación que no es otra que actuar como sindicatos y no simples amas de llaves del que despide. Si desde el primer momento hubiera habido una mínima unidad, ahora nuestros compañeros, que no olvidemos, son los protagonistas de esta masacre, no estarían cómo están.
Con nuestros errores que a buen seguro los hemos cometido, al menos en CGT, estamos orgullosos de estar al lado de nuestros compañeros, es nuestro sitio y lo va a seguir siendo. Sabemos que es más fácil y sobre todo cómodo, ponerse del lado del poderoso, pero ese no es nuestro sitio, por más que les pese a algunos.