– LAS EESS-2019 FIJARÁN LA NUEVA COMPOSICIÓN DE LA MESA DE NEGOCIACIÓN –
– NO PODEMOS REPETIR LOS MISMOS ERRORES –
El convenio 2015-2018 firmado por CCOO/UGT ha supuesto un claro atentado a las condiciones laborales del sector de banca. Entre otras medidas regresivas, ha introducido una normativa distinta para las nuevas contrataciones, con diferente escala salarial, que abre una muy negativa brecha entre las plantillas actuales y las futuras. Queda demostrado una vez más que quienes vienen ostentando esas mayorías absolutas lo hacen en perjuicio de las y los trabajadores, para luego recibir de la patronal importantes contrapartidas para sus propias organizaciones.
Tras 18 meses de “negociación”, contándonos lo mala que es la Patronal pero sin una sola movilización de los Sindicatos mayoritarios en la Mesa, se firmó el Convenio 2015-2018 con un contenido que nada tenía que ver con las reivindicaciones que sus firmantes enarbolaron en el proceso electoral.Gracias a este convenio y la generosa predisposición de CCOO/UGT, la patronal bancaria ha conseguido que sus beneficios crezcan exponencialmente. A la vez el personal directivo de las entidades bancarias ha multiplicado sus retribuciones y todo ello mientras las y los trabajadores del sector hemos obtenido:
- Creación de un nuevo nivel a la baja (denominado Nivel de acceso a la profesión que equivale a Nivel 12) con un salario de 18.970€ este año, que, evidentemente, “tira” del valor del trabajo del conjunto de plantilla hacia abajo. Su argumento es que con esta medida se crearía empleo, el resultado son 15 mil empleos menos desde 2015.
- Abaratamiento del trabajo bancario para todos los que ingresen con posterioridad al 16/07/2016 sea cual sea su categoría: supresión de 1.25 pagas de beneficios anuales.
- 18 meses de supresión del cómputo de Trienios Jefatura.
- Se rebaja la remuneración de las horas extraordinarias (en el anterior Convenio se recogía que se pagaban a 1,75 x 1, y ahora se pagarán a 1 x 1) y su obligación de pago. Claro que también se les olvidó implantar un registro obligado de jornada, verdadera causa por la que nos vemos condenados a realizar innumerables horas extraordinarias gratis total: sin retribución ni cotización a la Seguridad Social.
- La ampliación de los meses para distribuir vacaciones “obligadas”.
- Se suprimen los Concursos-Oposición para ascensos hasta el Nivel VIII y la estimación del número de vacantes a cubrir por este sistema de modo obligado.
- Subidas salariales muy por debajo de inflación y PIB: 4.5 % repartidos entre los cuatro años de vigencia del convenio.
- Disminución de la cantidad y de la posibilidad de percibir cuartos de paga de participación en beneficios.
- Movilidad funcional total.
- Congelación del ticket comida: 9 euros desde 2007.
Este convenio fue el resultado de las Elecciones Sindicales de 2015 a nivel estatal:
En 2015, en este proceso participaron CCOO, UGT (10 % o más de representación estatal) CIG, ELA y LAB (15 % o más de representación en su ámbito territorial autonómico), firmando los dos primeros en solitario. CGT, tercer sindicato en el sector a nivel estatal, quedó con un 9.50 % fuera de la negociación y las consecuencias son evidentes. En 2019 se realizarán nuevas elecciones sindicales en el sector de banca, que fijarán la composición de la parte sindical que negociará un nuevo convenio colectivo
CCOO y UGT nos están abocando a un contexto de debilidad colectiva, en el que hemos de afrontar años decisivos en un sector en restructuración, con anuncio de ERE’s en empresas con altísimos beneficios y suculentos sueldos para sus cúpulas directivas. ¿A cambio de qué? ¿De seguir siendo interlocutores “válidos” ante las empresas? ¿Válidos para qué o para quién?
Reflexionemos si este tipo de sindicalismo es válido para los intereses de las plantillas, y preparémonos para afrontar los cambios que se nos avecinan.
Quien entienda razonable el pedir una cosa e imponer luego, con su firma, otra bien distinta y lo acepte como mal menor, sostendrá el actual sindicalismo.