El pasado viernes ha tenido lugar la segunda reunión (de las tres que acepta mantener la empresa) previa al inicio del procedimiento de despido colectivo (ERE) anunciado por la empresa. Según se dispone en el Convenio Colectivo de Banca, estas reuniones previas tienen por finalidad “negociar de buena fe” medidas alternativas a la extinción de contratos. Queda muy claro que la obligación que impone es tratar de acordar otras soluciones menos drásticas y brutales que los despidos.
Consecuentemente con ello, desde CGT les hemos propuesto que la adecuación de plantilla que pretenden se realice de forma voluntaria para el trabajador, y que primeramente se instrumente mediante un Plan de Prejubilaciones.
Complementariamente, en el caso de nuestros compañeros de WiZink Gestión también hemos propuesto que no sigan externalizando funciones y que recuperen el trabajo que ya tienen cedido a otras subcontratas. Nuestra pretensión no es quitar el trabajo a nadie, sino que no nos quiten el que siempre ha sido nuestro.
La empresa se niega a aceptar las propuestas que hemos efectuado desde la representación sindical. Y lo que es más grave, no propone ninguna. Eso no es negociar, ni tampoco es buena fe. Simplemente ha accedido a reunirse, pero actúa en fraude a lo que pretende el Convenio Colectivo.
En su lugar, la empresa aprovecha las reuniones para hacernos llegar documentos que nos abocan irremisiblemente a su despido colectivo. En este caso nos hizo entrega ya del escrito en que nos comunica formalmente el inicio del procedimiento de despido colectivo, que tiene previsto iniciar el próximo día 5 de noviembre de 2018.
Resulta evidente que la empresa no tiene intención alguna de negociar nada ahora, y ya nos remite a esa fecha dentro del periodo de consultas.
Complementariamente también nos hizo entrega de un avance del Informe Técnico sobre los cambios organizativos con el que pretende justificar dejar sin empleo a 209 trabajadores de WiZinkBank y WiZinkGestión, documento tendencioso realizado a medida de la Dirección.
Como puede apreciarse, estamos en la antesala de una reestructuración de plantilla que la empresa va a acometer de forma muy injusta, agresiva y desmedida, lo que no debe extrañarnos sabiendo que el propietario real de esta entidad es un Fondo “buitre”, modalidad empresarial que se caracteriza por exprimir el valor de su inversión, de forma antisocial.