Banco Santander ha pospuesto el inicio del ERE que afectará a 3.000 empleados por el retraso en la integración tecnológica en las oficinas del Popular
Este miércoles fue un día importante para Banco Santander y Ana Botín, con el investor day en el que, ante los analistas en la capital financiera europea, presentaba su plan estratégico a cuatro años vista. Las líneas maestras son la digitalización, con 20.000 millones de euros de inversión, y un ahorro anual de 1.200 millones en gastos operativos. Parte de este ahorro pasa por una reducción de plantilla y cierre de oficinas que se concretará en las próximas semanas.
Precisamente la presentación de la hoja de ruta ante analistas e inversores, y la junta de accionistas del Santander que se celebra a finales de la semana que viene, ha frenado la activación de un nuevo ERE. También las dificultades para la integración tecnológica. Pero, según ha podido saber Economía Digital, el banco iniciará contactos con los sindicatos después de Semana Santa, cuando ya habrán cumplido los compromisos con analistas y accionistas.
Las fuentes sindicales consultadas hablan de unos 3.000 empleados, cifra que ya había transcendido, y todos de oficinas. Se trata de la segunda parte del recorte tras la compra de Banco Popular por un euro. La primera fue de servicios centrales y supuso la salida de 1.100 trabajadores.
Está previsto que esta segunda parte sea más profunda y alcance las 3.000 personas, al menos como cifra de partida por parte del Santander. La intención del banco es eliminar duplicidades en cuanto a presencia territorial de oficinas. Es decir, cerrar una sucursal en lugares donde, por la compra del Popular, haya dos muy cercanas.
Se calcula que la reducción se situará entre las 1.000 y las 1.200 oficinas, aproximadamente una cuarta parte de la red del banco en España. El cierre de oficinas lleva asociada la salida de empleados. Los 3.000 afectados previstos por el ERE son prácticamente el 10% de la plantilla del Santander en España.
Pese a que todavía no se han iniciado las negociaciones, los sindicatos esperan que el Santander mantenga las mismas condiciones que le permitieron cerrar con acuerdo, y sin conflicto, el último recorte. Es decir, que incluya prejubilaciones a partir de los 55 años y generosos planes para los menores de esa edad que les haga atractivo salir del mercado laboral. La entidad compensó con el 80% del sueldo y aportaciones al plan de pensiones a todos los mayores de 50 años con más de 15 años de antigüedad en el banco.
La previsión es que el ERE se empiece a negociar después de Semana Santa para que pueda culminar en junio, cuando se calcula que estará por fin lista la migración tecnológica del sistema del Santander a las oficinas del Popular. Casi dos años después de la compra de dicho banco, los clientes del Santander siguen sin poder operar en las oficinas del Popular y viceversa.
La apuesta tecnológica del Santander
El ERE en las oficinas, y el cierre de parte de las mismas, no solo es consecuencia de la integración del Popular. También está en sintonía con el futuro dibujado por Ana Botín y José Antonio Álvarez en la presentación del plan estratégico. El camino hacia la digitalización y la apuesta por Openbank, el banco móvil del Santander, llevan irremediablemente asociados que la necesidad de oficinas físicas baje. Es lo mismo que le pasa a Caixabank y BBVA.
El banco que tiene claro que ha llegado la hora de llevar la apuesta por ser un banco multicanal y más cercano a los clientes a otra fase. Esta nueva fase se basa en tres grandes apuestas, especialmente focalizadas en los pagos, que se espera que aporten un crecimiento de los ingresos del 9% anual.
A la transformación tecnológica se destinarán 20.000 millones de euros, que abarcan muchas otras actividades. Por ejemplo, el salto de Openbank, que llegará a diez mercados a medio plazo con el objetivo de alcanzar los dos millones de clientes. O el cambio en la infraestructura tecnológica para alojarla en la nube. El negocio es el negocio y no cambiará tanto, pero la forma de relacionarse con el cliente y con la información sí lo hace, y lo físico cede terreno ante lo digital. Adaptarse es una obligación.