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El presidente que no quiere ver

Todas las personas que trabajamos en BBVA, principalmente en la red de oficinas, sabemos de la precariedad de nuestro día a día. Las presiones constantes por alcanzar unos objetivos, de por sí inalcanzables, el control exhaustivo de nuestra gestión diaria. Parece que sin él no fuéramos lo suficientemente profesionales como para llevar a cabo nuestra tarea, los ránquines como elemento comparativo con las personas de nuestro entorno profesional, de cara a potenciar ese lema de “intentar correr más que otra gacela antes que correr más que el león…” Por si esto no fuera suficiente, la disminución de plantilla ha hecho que se instale un malestar creciente en nuestros clientes por el deficiente servicio que reciben -digan lo que digan las encuestas-, manifestando el mismo con la ya habitual agresividad verbal, en la mayoría de casos, (llegando excepcionalmente a ser física) y todo como consecuencia de la falta de personal.

A modo de Ejemplo:

➢    Oficinas donde el recorte producido por el ERE ha hecho disminuir la plantilla en más del 30%. Poblaciones de más de 50 y 60.000 habitantes con una sola oficina con servicio de Caja.

➢    Digitalización de clientes, totalmente falseada para obtener parámetros porcentuales hinchados a publicar en prensa, pero que en realidad no dejan de ser personas que acuden a las oficinas para ser atendidos como venía siendo habitual antes de que alguien considerara que había que cambiar su perfil y convertirlo en remoto.

➢    Las oficinas unipersonales que siguen existiendo pese a que cualquier persona con cierto sentido común es capaz de entender que no es un modelo válido tanto por la salvaguarda de la seguridad del empleado/a como por el servicio y la imagen que traslada una entidad que se llama a si misma puntera.

Hasta aquí, nada que no sepáis. Pero conviene recordarlo puesto que parece que no a todo el mundo le llega esta realidad o bien si le llega la ignora. Esto además se agrava si quien desconoce, o dice desconocer, la situación es el principal responsable de nuestra empresa.

Una vez más, y no es la primera, se han negado públicamente las circunstancias laborales que antes hemos descrito y que afectan a un porcentaje elevado de la plantilla. Como ya se pronunció en su momento, los ránquines no existen… será para él. Ahora las presiones, que han elevado el número de bajas laborales de perfil psicológico como consecuencia de la ansiedad y que angustian de manera generalizada a una parte importante de la plantilla. No, no son casos aislados.

Estaría bien invitar a protagonizar un capítulo de “El jefe Infiltrado” a varios de los altos directivos y que de esta manera compartiesen durante cierto tiempo ese “magnifico” ambiente laboral que se respira en las oficinas. Se podría escoger al azar donde realizar el experimento y así, a su vez, se darían cuenta de que esos casos aislados no parecen serlo tanto.

Deseamos que, para que la experiencia sea completa, pase un tiempo ejerciendo de Gestor Comercial – especializado o no- estando en “rojo”, sintiendo el aliento de su responsable en la nuca. Ese responsable que a su vez le convocará para una reunión fuera de horario. Otro periodo de tiempo estará destinado al servicio de Caja donde tendrá que “atender” a una clientela “excepcionalmente” crispada por el tiempo de espera hasta el punto de ser mal educada, y faltarle al respeto. Al finalizar el horario de apertura al público deberán, y a toda prisa, de cuadrar los autoservicios de la oficina, que con un poco de suerte serán solo 4.

Esperamos que después de esta enriquecedora experiencia ya no se le ocurra a nadie más volver a hablar de “casos excepcionales y aislados”, y de una vez por todas se tomen cartas en el asunto y se dé una solución a la problemática que, de manera recurrente, SÍ, RECURRENTE, se da en los centros de trabajo de BBVA.

 

CGT, SIEMPRE A TU LADO

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