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Los sindicatos acuden a la junta del BBVA y piden un ajuste laboral “voluntario, generoso y no traumático”

La junta registra un quórum del 71% e iguala el récord de la anterior de marzo pasado

El temor a un ajuste laboral por la integración del BBVA y del Banco Sabadell se ha repetido este viernes en la junta extraordinaria celebrada por el grupo vasco en Bilbao. Fue el tema abordado por casi todos los accionistas en su turno de intervención. Los primeros en hablar fueron los representantes sindicales, de cinco centrales diferentes. Todos expresaron esa preocupación. Jorge Alejandro Aranda, del sindicato ACB, reclamó para los empleados una reordenación con bajas “voluntarias, generosas y no traumáticas”. Paloma Torrico, de CCOO, pidió que no se cierren oficinas y se garantice el relevo generacional en la plantilla, mientras que Luis María Urrechu, de CGT, propuso prejubilaciones y traslados voluntarios. Los sindicalistas, como Francisco Javier Lozano de UGT, también plantearon que los beneficios del banco tengan su reflejo en la subida salarial que se negocia para el próximo convenio colectivo.

Por su parte, Xosé Miguel Fernández, de la Confederación Sindical Gallega, criticó que la opa aumentará la concentración de la oferta crediticia. Fue el único representante sindical que se opuso frontalmente a la operación. En cambio, Luis del Rivero, ex presidente de Sacyr, se mostró a favor de la opa, pero defendió que la misma sea gestionada por la entidad “opada” por la calidad de su equipo directivo, liderado por el presidente Josep Olliu. Del Rivero ensalzó la trayectoria profesional del presidente del Banco Sabadell, pero sin nombrarle. Un habitual en las intervenciones de los accionistas en las juntas, es la primera ocasión en la que el ex presidente de la constructora se muestra de acuerdo con la estrategia de Carlos Torres, aunque en este caso con la condición citada.

Luis del Rivero insistió, como en otras ocasiones, en que algunos responsables del BBVA están relacionados con el “caso Villarejo”, sobre los supuestos pagos al ex comisario y que está en fase judicial, por lo que están desautorizados para participar en esta operación, en su opinión. En su turno de respuestas, Carlos Torres le agradeció su apoyo a la opa. Sobre la otra cuestión, ni palabra.

El accionista Raúl Morentín fue el único que se desmarcó del guion del día. Como hizo en la reunión del pasado marzo, reclamó al banco su supuesta participación en la salida y posterior retirada de Terra de Bolsa, que dejó atrapados a muchos pequeños inversores.

Aparte de los comentarios sobre el posible plan de ajuste laboral y sobre la negociación del nuevo convenio colectivo, también hubo críticas desde los sindicatos a la “excesiva presión” sobre la plantilla para conseguir cuota de mercado en diferentes segmentos del negocio financiero.

“Hay muchos controles” de las actividades de los trabajadores, según Jorge Alejandro Aranda. Para Paloma Torrico, los citados objetivos comerciales “son desproporcionados”, además de que “no hay presupuesto” para cubrir las suplencias por el periodo de vacaciones estivales. Torrico insistió en que se necesitan “más manos para trabajar y en mejores condiciones”, como mensaje a la dirección del BBVA para que no acometa un ajuste de plantilla por la fusión. Luis María Urrecha también insistió en que “hace falta personal”. Y lamentó que no conoce fusiones, en los sectores que sean, que no estén ligado a despidos. En esta línea, Francisco Javier Lozano abundó en que las exigencias comerciales se han convertido en “una trituradora de personas”, por la presión a la que someten a los empleados en busca de nuevos clientes o de más volumen crediticio.

La convocatoria de la junta extraordinaria de accionistas, a las 10 de la mañana de este viernes, dos horas ante de la cita habitual, parece que restó asistencia a un aforo con capacidad para 2.200 personas y que solo se veía concurrido en las seis primeras filas ante el escenario. Por no estar, no acudieron ni los representantes de trabajadores ni de asociaciones contra la guerra, que suelen colocarse con pancartas fuera del Palacio Euskalduna.

El quorum registrado fue de récord, cercano al 71% de la anterior junta celebrada en marzo pasado. Al contabilizar la participación de 153.247 accionistas, entre presentes en el recinto (alrededor de tres centenares), delegaciones de voto, otros emitidos a distancia y participación por vía telemática, además de los representados. Con solo dos puntos en el orden del día, relacionados con la ampliación de capital de 551,9 millones por la opa sobre el Sabadell, la exposición inicial del secretario del consejo, Domingo Armengol, fue muy breve. Así que el presidente, Carlos Torres, comenzó su discurso a los diez minutos de la apertura de la junta extraordinaria. Tras su intervención, que duró 25 minutos, defendió las ventajas de la opa, tanto para el BBVA y el Banco Sabadell, como para los accionistas de ambos. La junta extraordinaria de accionistas fue una de las de más corta duración en la historia de la entidad. No llegó a las dos horas.

CincoDías

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