Durante todo el periodo de tiempo en el que se ha prolongado el proceso de la OPA hostil de BBVA al B.Sabadell, se nos han estado vendiendo unas sinergias que, como no podría ser de otra manera, desencadenaban en una futura reestructuración de plantilla, de una o ambas entidades.
El fracaso de este órdago, entendemos que anula estas famosas sinergias y, por tanto, el personal de BBVA y del B.Sabadell no se reducirá como consecuencia de la inexistencia de éstas.
Desde CGT, entendemos que los responsables de haber embarcado a BBVA en esta aventura, que ha supuesto un gran daño reputacional, un claro perjuicio económico para el Banco y, sobre todo, una carga de trabajo enorme para muchas áreas del banco durante más de un año, respondan con sus cargos del despropósito llevado a cabo desde un inicio.
Hoy nos intentarán vender que este fracaso no supone ningún revés para BBVA que, al contrario, le fortalece y que esa fuerza se verá reflejada, más pronto que tarde, en la subida del valor de la acción en contraposición de la caída de la del Sabadell.
Aunque esto fuera así, el tiempo, el esfuerzo de la plantilla y el desembolso económico que ha supuesto este proyecto fallido, debe tener consecuencias con la asunción de responsabilidades por parte de los miembros del Consejo que alentaron, contra viento y marea, a enfrascarse en esta batalla suicida.
Mucho nos tememos que la vara de medir sancionadora no va a ser la misma con la plantilla, donde aumentan exponencialmente los expedientes disciplinarios día tras día que, para la cúpula, pese a que el quebranto producido por este fracaso penaliza a la entidad muchísimo más que los “delitos” cometidos, según el Banco, por parte del personal y, que en este caso sí, les cuesta el puesto de trabajo.
No queremos con esto justificar nada, si no demandar que las consecuencias de una mala praxis deben ser las mismas para todos y todas, independientemente del estatus que tenga dentro de la organización.