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Banco Santander maltrata con sus comportamientos a sus mujeres trabajadoras

Una empleada del Santander, procedente del Popular, ha escrito una carta a sus hijos en la que les explica cómo la entidad presidida por la «feminista» Ana Botín está despidiendo a mujeres con hijos pequeños y con reducción de jornada

Firmo este artículo personalmente en nombre de todas y todos los miembros del Consejo Editor, de todas y todos los trabajadores de Diario16. Por Manuel Domínguez Moreno

«Mi jefe no está muy contento con la estupenda familia que somos y mi compromiso de dedicación con el banco y me ha invitado a presentarme voluntaria al ERE». Esta es una frase de la carta que una ex empleada del Santander, anteriormente del Popular, ha escrito a sus hijos pequeños tratando de explicarles por qué ha dejado de trabajar en la entidad. Esta trabajadora, tras 18 años en el Banco Popular, cuenta en la misiva, a la que ha tenido acceso Diario16 y que publicaremos íntegra más abajo, tenía reducción de jornada para poder dedicarse a sus hijos mellizos y poder conciliar su vida familiar con la laboral.

Este caso, que no es aislado, según han confirmado fuentes del Santander a Diario16, es una muestra más de que el «feminismo» de Ana Patricia Botín y el que quieren vender de cara a la sociedad es absolutamente impostado porque, una presidenta realmente feminista, no podría consentir un claro caso de maltrato a la mujer como este. Sin embargo, así está ocurriendo.

La carta de la ya ex empleada del Santander comienza dando las gracias a sus hijos porque «me disteis fuerzas para luchar y decirle a mi jefe “NO”, que no iba a trabajar por las tardes, que mi horario acababa a las 15.00». Esta negativa provocó, según la carta, una rebaja en la categoría profesional de «subdirectora a cajera. No os voy a negar que me dolió, pero en cuanto os recogía del cole se me olvidaba todo».

Tras intentar explicar con palabras sencillas lo que es un ERE, la ex empleada explica que llevaba 18 años de carrera profesional en el Popular y pide perdón a sus hijos «por no luchar más y volver a decir “NO”, pero ha llegado el momento que no quiero formar parte de esta empresa, ya no me aporta nada, no respeta a las familias, no concilia horarios, con amenazas constantes, objetivos inalcanzables. Me cuesta mucho venir a trabajar en estas condiciones. Además, las empresas que no aportan valor a la sociedad, tienen los días contados». La ex empleada ha confirmado a Diario16 que firmó la voluntariedad en el ERE y las razones para ello son las que indica.

Aún así, intenta tranquilizar a sus hijos porque «mami hace magia, encuentra tesoros y vamos a vivir innumerables aventuras», para, a continuación, ser dura con el Santander, dentro del tono optimista que pretende dar: «Lo bueno que pasa cuando alguien comete injusticias es que nos da la oportunidad de volver a aprender a disfrutar de nuevo, de equivocarnos otra vez, en definitiva, de vivir la vida e intentar ser feliz».

Sin embargo, no podía faltar un recuerdo para los compañeros de trabajo que van a continuar sufriendo la situación en la que se encuentra la plantilla del Santander: «En este momento me invade un sentimiento de tristeza por los compañeros que se quedan porque, aunque conservan el trabajo, es un trabajo que nos quita la salud, la alegría, las ganas de vivir. Llevamos dinero a casa, pero no nos libramos de la ansiedad, de los miedos…». ¿Alguien puede trabajar y vivir así?

La carta termina recordando los sueños de la niñez de los que nunca pensó que fueran incompatibles con trabajar en una gran empresa «y más aún, como es mi caso, con reducción de jornada por el cuidado de hijos».

Cuando se produjo el anterior ERE, Diario16 publicó declaraciones de lo que estaba ocurriendo en el Santander-Popular. En esa ocasión las mayores afectadas también fueron las mujeres: «Sorprende que el jefe de «matarifes» sea una mujer, Susana de Medrano, a quien el Banco Popular cuidó bastante en este aspecto, atendiendo a su especial situación familiar ya que tiene un hijo con problemas», nos confirma una ex trabajadora, añadiendo que «Ángel Ron estuvo siempre muy concienciado con la política de conciliación, especialmente pensada para las madres, y recibió varios premios por ello, entre los que se encontraba el que da la Asociación Española de Ejecutivas y Directivas de Empresa, además de tener una distinción anual del Instituto de la Mujer».

En ese mes de febrero de 2018 el Santander atacó especialmente a trabajadoras embarazadas, a trabajadoras en reducción de jornada. Estos colectivos están especialmente protegidos en el Estatuto de los Trabajadores, pero el banco presidido por una mujer, Ana Patricia Botín, en su afán de rentabilizar hasta el último despido se está mostrando implacable. «En estos momentos el hecho de ser mujer conlleva una alta posibilidad de ser despedida», nos confirman varias trabajadoras. Esta posibilidad aumentaba si además están en situación de reducción de jornada.

Relacionado con lo anterior, «hace un par de días, una compañera que se encuentra embarazada y a la que habían requerido en varias ocasiones para que aceptara «voluntariamente» el despido debió ser hospitalizada de urgencia y se encuentra en situación de baja. Se han mostrado implacables con compañeras que tenían a su cargo hasta 3 hijos que han argumentado esta circunstancia para no aceptar el despido. La realidad es que ya están en la calle. Todo esto ocurre en una entidad a la que se le llena la boca al hablar de igualdad entre hombres y mujeres y que curiosamente está presidida por una mujer», confirmaron a Diario16 representantes sindicales del Banco Popular. «Hay compañeras en la red de oficinas que se están planteando dejar la reducción de jornada para evitar estar en el punto de mira en el siguiente ERE. Lo que ocurre al renunciar a dicha reducción es que en ese momento desaparece la protección que te otorga», nos confirmaron las mismas fuentes. La carta de la ex empleada es la mejor muestra de que esas palabras eran premonitorias de lo que iba a ocurrir un año después.

Ante esta situación, ¿el Santander y su presidenta siguen afirmando que son «feministas»? Esta situación sólo puede ser calificada como de maltrato. A estas mujeres embarazadas o con reducción de jornada para el cuidado de los hijos se las está despidiendo por el hecho de ser mujer y de tener responsabilidades derivadas de la maternidad. Eso no es feminismo es maltrato y la sociedad debe conocer que todo el discurso de la igualdad con la que Ana Patricia Botín se llena la boca es impostado, es falso porque, como dijo Jesús de Nazaret, «por sus hechos los conoceréis». ¡Ya está bien de tanta mentira!

Pablo Iglesias, Pedro Sánchez, Íñigo Errejón, Pablo Casado, Albert Rivera, Santiago Abascal, ¿qué carajo vais a contar ahora en la campaña electoral al pueblo español si estáis permitiendo que un banco, que una dictadura privada, perpetre este maltrato cruel, indigno, repugnante, criminal y terrorista a una mujer y a sus hijos? Estáis permitiendo el maltrato patriarcal y machista de las dictaduras privadas hacia las mujeres. ¿Y podéis decir que sacando al dictador del Valle de los Caídos habéis limpiado la democracia española? No, seguís manteniendo dictaduras.

¿Cómo los poderes democráticos (ejecutivo, legislativo y judicial) pueden permitir que las dictaduras privadas continúen maltratando impunemente a mujeres como la que escribe esta carta?

También me dirijo a la ciudadanía, ¿qué motivos necesitamos encontrar los ciudadanos y las ciudadanas para salir a las calles si no lo hacemos ahora en contra de esta injusticia perpetrada contra esta mujer? ¿O estamos esperando a dedicarle un día internacional a las mujeres maltratadas por este tipo de actos?

Diario 16

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