Ha sido todo muy precipitado, casi se diría que improvisado. Y bastante desagradable. En apenas dos semanas se anunció, se simuló una negociación y se retiró un ERTE. Una vez pasado todo, podríamos hacer un análisis de cada uno de los actores.
EMPRESA
Para los que penséis que Indra trató de aprovecharse del dinero que papá estado iba a poner en la mesa, tenemos que decir que, visto lo visto, nosotros compartimos esa opinión.
Para poner en contexto, como sabéis, un ERTE es una herramienta que se usa para paliar un problema con el que la empresa se tropieza y así evitar males mucho mayores.
Y claro, a finales de febrero, antes de que esto pudiera imaginarse, Indra presentó, prácticamente, los mejores resultados de su historia.
Indra logra un beneficio de 121 millones en 2019, un 1,3% más impulsada por América y Minsait
Con este inicio era complicado justificar un ERTE y cada paso que dio la empresa lo estropeaba aún más. Nos explicamos:
- Como las cuentas están muy bien, no proponen un ERTE por causas económicas, sino de producción. Sin embargo, la medida estrella es una bajada de sueldo (¿¿por causas de producción??).
- Reconoce públicamente que el 90% de su plantilla está teletrabajando mientras propone un ERTE para el 33%.
- Y los datos económicos que nos presenta la empresa conforman la mayor chapuza que se recuerda. Nos esperábamos ver, como en el ERE de hace unos años, un ejercicio de ingeniería contable para justificar todo, pero la documentación que entregó era irrisoria. Era un cúmulo de “puede que”, “tal vez”, “es posible” que no se sustentaba en pie ni con hormigón. Es decir, quiero un ERTE ahora porque es posible que dentro de un tiempo pasen cosas.
- La forma de ejecutar el ERTE, era una idea feliz de dudosa legalidad. Que el ERTE me lo aprueben ahora para el 33% y ya iré viendo yo si hace falta más adelante y si es del 33% o del 3%. Sobre el papel no suena tan mal, pero si descubrís la herramienta de presión que podía suponer de la dirección con la plantilla, esta propuesta es endemoniadamente perversa.
- Los plazos que planteaba (alargar el ERTE meses después del estado de alarma, en contra de lo que indicaba el Real Decreto del gobierno) sustentaban dudas razonables acerca de si iban a poder aplicarse las mejoras con respecto a los ERTEs realizados fuera del coronavirus. Por ejemplo, si iba a consumir nuestro paro o no.
- Y cuando finalmente se vio obligada a retirar el ERTE dejó un bombazo para el final en forma de amenaza.
Ya que los sindicatos no han querido aprobarme este ERTE chapucero y fraudulento, que aunque es por causas organizativas solo impacta económicamente, que es posible que no entre dentro del Real Decreto y cuya ejecución va a tener a toda la plantilla con la guillotina en el cuello… ya que los sindicatos no me lo firman, que sepan que tendremos que tomar medidas más drásticas (como si no fueran a tomar esas mismas medidas cuando estimen oportuno según sus intereses, aunque hubieran hecho el ERTE si esto les reportara beneficio económico).
Está de moda: la lucha por el relato. No dejes que la realidad te estropee una buena excusa para continuar tratando a tus empleados como billetes. Ya sabéis, “Change from the core”.
SINDICATOS MINORITARIOS
Con esto, como imagináis, nos referimos a todos salvo CCOO y UGT. Partimos cada uno con diferentes, aunque parecidos, puntos para la negociación. Sin embargo, al igual que ocurrió con el plan de Igualdad, fuimos capaces de limar nuestras diferencias y presentar a la empresa una plataforma conjunta. La CGT, como los demás, tuvo que retirar de la negociación algunos temas que, pese a ser razonables, no eran compartidos por el resto.
La CGT, como otros minoritarios, está dando muestras en cada negociación que apostamos por la unidad sindical y que solo nos apartaremos de ella cuando no nos quede más remedio porque entendamos que no se está haciendo lo mejor para los trabajadoras y trabajadores de la empresa.
SINDICATOS MAYORITARIOS
Como en el resto de negociaciones, se siguen comportando como un rodillo. En el Plan de Igualdad tenían propuestas más diferentes, pero en el ERTE la plataforma de estos sindicatos era prácticamente idéntica a la del resto. Y ni por esas quisieron buscar un encuentro con el resto. Prefirieron ir por su cuenta, pese a que, divididos, la fuerza que podíamos hacer era menor. Cada uno que piense el motivo. Tal vez, sin ir conjuntamente, se veían con más margen de maniobra ante lo que pudiera pasar.
DESENLACE
Cuando todos los sindicatos dijimos que NO y la empresa lo retiró lo sentimos como una victoria y como un ejemplo de lo que podríamos hacer los sindicatos si hacemos frente común. También nos hizo plantearnos qué podría haber pasado si todos los sindicatos hubieran dicho NO al ERE de hace unos años.
Las noticias posteriores nos hicieron pensar que, tal vez no fue la única razón. Los rumores de las molestias en el gobierno ante la maniobra de Indra y los vientos de guerra que sitúan a nuestro presi fuera de la empresa antes de fin de año pudieron tener algo que ver.
O quien sabe, tal vez la empresa, por una vez se asustó de lo que puede pasar, si tiene a toda la plantilla en contra.