Ayer se celebró en la sede de la patronal bancaria AEB la séptima reunión de la mesa de negociación del que será el XXV Convenio Colectivo del sector de la banca. Acto que aprovechamos para concentrarnos ante su puerta para mostrar nuevamente el malestar existente entre las plantillas del sector. Una reunión que realmente no sirvió para gran cosa, salvo para dar fe de que la AEB no acepta negociar en un escenario de movilizaciones laborales.
Resulta curioso que mientras la parte social estamos acostumbrados a negociar distintos tipos de acuerdos con la presión que supone, que ante una hipotética falta de acuerdo, la patronal pueda aplicar unilateralmente las enormes ventajas que le ofrece una legislación laboral claramente diseñada para su beneficio, ahora ésta nos venga a decir que no está dispuesta a seguir avanzando mientras no se desconvoque la huelga sectorial prevista para el 22 de marzo. Una hipotética desconvocatoria que, según ésta, sería valorada como un gesto positivo de buena fe sindical.
Los cuarenta años de paz social evidencian que la patronal no está acostumbrada a este tipo de acciones legítimas, reconocidas como derecho fundamental nada menos que por la Constitución Española. Es por ello, por lo que también en justa medida, debe aprender a negociar con la presión que le supone la realización de una huelga laboral.
Desde CGT venimos insistiendo en que los bancos no han entendido el momento en el que nos encontramos. Estamos ante un escenario de importantes pérdidas de poder adquisitivo para las plantillas y a la vez de beneficios históricos para las entidades. Beneficios que se pretenden, sin sonrojo alguno, repartir exclusivamente entre el accionariado y la alta dirección. Tal incongruencia está haciendo que hasta los medios de comunicación la estén, día si y día también, poniendo de manifiesto.
Esta falta de consideración hacia las plantillas, en su creencia errónea de que éstas no van a secundar mayoritariamente la huelga, no nos hace más que reforzar nuestra idea de que vamos por el buen camino. Y que aunque no lo quieran reconocer, las movilizaciones efectuadas hasta la fecha les están poniendo nerviosos, por lo exitosas de las mismas.
Estamos a las puertas de las Juntas Generales de Accionistas, lugar en donde la alta dirección sacará pecho de sus beneficios y donde, para nuestro escarnio, aprobarán nuevos incrementos retributivos para las cúpulas, así como nuevos incrementos del porcentaje de beneficios a repartir entre el accionariado. Será el momento apropiado para reforzar nuestra presencia tanto dentro, con intervenciones, como fuera, con concentraciones para afearles su lamentable comportamiento.
Desde CGT tenemos el convencimiento de que este convenio va a ser, si o si, el de la recuperación del poder adquisitivo perdido. El convenio que va a acabar con la indiscriminada compensación y absorción que congela de facto nuestras retribuciones. Este convencimiento viene dado por el manifiesto despertar de las plantillas. Este convenio sin lugar a dudas lo van a ganar las plantillas del sector.
