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No nos dejemos maltratar

Desde hace tiempo, demasiado tiempo, estamos sufriendo una presión desmedida para la consecución de los objetivos comerciales marcados por el Banco. Esta presión no siempre se ejerce de forma correcta y educada por parte de los responsables encargados de transmitirla. Son ya demasiados los casos en los que dicha presión va acompañada de faltas de respeto, invasiones del terreno personal de cada cual, humillaciones, vejaciones, insultos, acoso laboral, desprecios, ataques a la dignidad personal, etc. En definitiva: Maltrato.

Cuando tu responsable te llama varias veces en una mañana para ver qué has conseguido, es, como poco, un factor clave en el incremento de los Riesgos Psicosociales. Cuando tu responsable te insulta o te dice que si por él fuera, estarías en la calle, es maltrato. Cuando un responsable dice en una reunión que esto de la conciliación está muy bien pero… una vez conseguidos los objetivos, es maltrato. Cuando tu responsable te dice cómo le gusta que vayas vestida a una comida o cena de compañeros/as, es maltrato. Cuando te llaman para “comunicarte” un cambio en tu horario de jornada, es maltrato. Cuando tu responsable invade tu tiempo de descanso una vez finalizada tu jornada, es maltrato. Cuando tu responsable te incita a cometer irregularidades para que el semáforo esté en verde, es maltrato. Cualquier falta de respeto, invasión de nuestra intimidad o ataque a nuestra dignidad, es maltrato.

Todo esto daña la salud de los/as trabajadores/as que se ven inmersos/as en situaciones de este tipo. En nuestro contrato laboral no entra el tener que soportar y asumir este maltrato. Por cierto, la consecución de unos determinados objetivos tampoco se contempla en el contrato.

Deberíamos marcar una barrera en lo personal frente a estos maltratadores. Es complicado. Hay mucho temor y además se sienten muy poderosos. Pero por decirle a alguien que nos trate con el debido respeto, si entendemos que nos está atacando, no nos va a pasar nada. Solamente le estamos diciendo que nos trate con el respeto y consideración que el Banco contempla en sus protocolos. Si esta acción acarrease alguna otra consecuencia o amenaza, lo deberíamos comunicar a la Representación de los/as Trabajadores/as y a nuestro gestor o gestora de T&C.

Con esta acción, lograríamos tres efectos. En primer lugar, marcar un límite al maltratador y hacerle ver que hay terrenos en los que no puede entrar, ni se lo vamos a permitir. En muchos casos, el problema es que al no encontrar oposición alguna, cada vez se crecen más y más y el daño llega a ser terrible. En segundo lugar, un cierto bienestar para la persona agredida. El no llevarse a casa esa sensación de rabia y de impotencia contenida, seguramente nos ayude a no enfermar. En tercer lugar, ya hemos marcado un escenario con unos límites para siguientes ocasiones y cuando quiera volver a atacar, se lo pensará.

NO NOS DEJEMOS MALTRATAR. Hagamos frente a las agresiones en el mismo instante que se produzcan con la sencilla actitud de pedir el respeto que merecemos y neutralicemos esa vía de actuación por parte de quien la intente utilizar.

Venga, ánimo… ante ataques directos a nuestra persona, una sencilla frase: Haga el favor de tratarme con el debido respeto. Si entre todos y todas empezamos a marcar esos límites, el clima laboral mejorará y nuestra salud también.

DEFENDAMOS NUESTRA DIGNIDAD

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