El pasado 22 de Septiembre se nos describía en Noticias BBVA la vida de una trabajadora, desafortunadamente, diciendo que “podría ser la vida de cualquiera de las jóvenes madres trabajadoras que vemos a diario”, describe cómo deja a sus hijos en la Escuela Infantil de Ciudad BBVA, cómo viven cerca de Ciudad BBVA, cómo puede leer en tiempo real qué hacen los niños en clase, cómo puede elegir si acudir al gimnasio y la piscina dentro de su jornada, cómo puede teletrabajar, e incluso cómo comer aprendiendo inglés o cómo acudir al médico o fisioterapeuta sin perder tiempo.
Decimos desafortunadamente, porque lo es para las miles de madres y los miles de padres que padecen el día a día por tener sus centros de trabajo lejos de sus domicilios, que tienen que pedir excedencias o reducciones de jornada para poder atender sus necesidades familiares.
Son miles de trabajadores y trabajadoras de BBVA los y las que han de buscarse la vida para poder criar a sus hijos con unas mínimas condiciones: buscan guarderías/colegios con horarios ampliados de mañana y tarde, ya que entran a las 8 en punto, en muchas ocasiones donde Cristo perdió el mechero, salen y recogen a sus hijos pasadas las 6 de la tarde, tras ampliar jornada casi a diario por no poder atender las excesivas tareas diarias que se han de acometer.
No tienen tiempo para meterse en un site que les informe de lo que sus hijos hacen a diario, y cuando se ponen malos y les avisan de los coles y guarderías para que vayan a por ellos, tienen que decir que les den Apiretal o Dalsy para que, después de una o dos horas, y echando el bofe, se les pueda llevar al/a la pediatra o médico, que, si la familia puede permitírselo, es privado, si no, dependerán de la sanidad pública saturada y falta de personal que nos han dejado algunos políticos y sus excesos.
Encima, los responsables de turno, mirando de mala gana, recelando de que la petición de salir anticipadamente se deba efectivamente a lo expuesto y mirando con lupa el justificante entregado.
Hay compañeras/os que seguro que no han sufrido demociones profesionales por ser madres o padres, ni han estado expuestos a la clientela ni a la presión comercial desaforada que hoy en día supone la Red de Oficinas. Hay compañeras/os que no padecen ahora las consecuencias de una nefasta política de ubaciones que, desde hace ya muchos años, le trae al pairo a este Banco. Recordad que hace años que nuestro discurso ante el Presidente en la Junta de Accionistas incorpora alegatos a favor de cambios profundos en dicha política, más allá del APÚNTATE que ya sabemos para lo que sirve (en muchas ocasiones, “una larga cambiada” de Talento y Cultura para no atender el caso concreto).
En definitiva, si BBVA buscaba que su artículo tuviera visibilidad entre la plantilla, lo ha logrado (ya no aparece). La indignación que ha supuesto el mismo en las Redes Sociales imaginamos que no les ha hecho demasiada gracia. La trabajadora no tiene la culpa, pues no imaginaba, seguro, la repercusión. Tampoco es la culpa de los miles de compañeras/os que trabajan en Ciudad BBVA (bien es verdad que muchos de ellos no conocen la otra realidad). Esa vida que “podría ser la de cualquiera de las madres trabajadoras jóvenes que vemos a diario”, es la que BBVA ve desde su prisma siempre ajeno a la realidad, pero es la vida que muchos/as trabajadores/as nunca tendrán en BBVA.
BBVA siempre va con el slogan de “One Bank”. Sres. nuestros, con artículos como el publicado no hacen más que indignar a una buena parte de la plantilla, agrandar el distanciamiento entre los distintos banks que tenemos en la empresa, y, desde luego, en nada beneficia a la homogeneidad que debería tener nuestra plantilla.
Basta de slóganes vacíos y de nulidad de ges- tión de personal. El resto de la plantilla existe y necesita transmitir sus circunstancias para poder desarrollar su trabajo de forma más eficiente sin acudir a medidas extremas que les mermen su economía, como las excedencias o reducciones de jornada, o que sus hijos sean criados por los abuelos ante la ausencia de sus padres por las jornadas laborales interminables e incompatibles con la conciliación familiar.
Desde CGT exigimos una política de Igualdad y Conciliación REAL que facilite que la vida diaria de las/os muchas/os trabajadoras/es se acerque a lo idílico que BBVA quiere transmitir en sus publicaciones. El Acuerdo de Igualdad firmado en 2010 necesita, urgentemente, que las unidades de RR.HH. empiecen a gestionar de una vez por todas a la plantilla de forma eficiente para facilitar soluciones de vida personal y laboral.