Que la noticia con la que nos despertábamos ayer, en la que veíamos que el IPC alcanzaba un récord histórico en los últimos 37 años situándose en un 10,2%, no nos pillara por sorpresa, no quita gravedad al asunto. La sociedad, acostumbrada ya a esta “nueva normalidad”, toma todo este tipo de noticias como algo cotidiano. El precio de la cesta de la compra o el coste que tiene llenar el depósito de gasolina, en aumento vertiginoso, no se acompasan a la subida de los salarios, en muchas ocasiones congelados desde hace años o aumentando muy por debajo de ese índice.
El gobierno del estado español (el más progresista de la historia, recordemos), nos ha acostumbrado tanto a esta situación, que días antes de esta última subida del IPC , lanza una serie de “ayudas” ineficaces e insuficientes para paliar el impacto de la guerra de Ucrania en nuestra economía. Medidas totalmente inservibles, que solo son una cortina de humo y una compra de voluntades, que únicamente buscan mantener la paz social que tienen instaurada desde hace años.
Y todo esto sucede mientras delante de nuestros ojos, el gobierno de PSOE+UP se gasta una cantidad ingente de dinero, extraídos de nuestros impuestos, para que en Madrid se celebre la cumbre de la OTAN y se decida en ella incrementar considerablemente el gasto en defensa y en compra de armas.
Desde la CGT tenemos claro que la única forma de revertir esta situación es luchando y exigiendo en las calles una redistribución de la riqueza, una limitación real de las presiones al consumo, una socialización de las empresas energéticas que garanticen que cualquier persona, sean cuales sean sus ingresos, pueda tener los suministros básicos en su hogar, un aumento del SMI que se equipare a los existentes en Europa y que saque de la precarización a millones de personas trabajadoras, de algunos sectores notablemente feminizados, y una Renta Básica que garantice realmente unos ingresos mínimos a todas las familias. Y desde luego, rechazamos frontalmente el incremento de gastos dedicado a defensa para 2023 en los presupuestos generales del estado. Ni que decir tiene que los impuestos a las grandes fortunas han de
aumentar de forma muy considerable. Resulta obsceno que esas grandes fortunas incrementen sus ganancias de forma exponencial a costa de la agudización de las desigualdades, llevando a la miseria a buena parte de la sociedad.
Sin estas medidas, la clase trabajadora estamos abocados a un sistema que nos lleva cada vez más a vivir al límite, a que millones de personas tengan que hacer equilibrismo para llegar a fin de mes y a que dependan de la voluntad y de las ideas que tenga el gobierno de turno.
Por eso, desde CGT hacemos un llamamiento a ocupar las calles, a movilizarse, a gritar bien alto que basta ya, y a exigir de una vez por todas medidas contundentes para que la clase trabajadora no siga pagando las crisis que no ha generado.